DOS Y DOS SON CUATRO (IV)
Arriba chico! Despierta! alguien entra! Elisa! gracias a Dios! pasa, pasa mujer, no te quedes mirando todo que no voy a morderte”
- Roberto?
Elisa entra poco a poco, repasando con la vista el piso vacío y tomando nota mental del frío helador que reina, hoy nadie ha enchufado la calefacción, avanza por el pasillo con la cabeza algo adelantada, por una parte sabe que no debería estar sola ahí, por otra la aprensión le ha estado ganando toda la tarde, Roberto no ha acudido a la cita, no coge el teléfono, no cotesta a los SMS, al pasar por la cocina toma nota de los cacharros de la cena aún en la fregadera, asoma la cabeza por el salón vacío, las persianas todavía bajas, eso es raro, Roberto aprecia mucho sus plantas y no suele dejarlas a oscuras, un DVD para devolver al videoclub preparado en la mesa de centro,
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-Roberto, estás ahí?
un escalofrío de aprensión le recorre la espalda y está tentada de dar media vuelta, “eso sería estúpido”, piensa para sus adentros, “con lo que me ha costado aparcar, no toco nada y luego no confieso que he venido y sanseacabó”.
El piso es un típico apartamento de ciudad dormitorio, nunca le ha gustado, es una de las razones por las cuales no le ha propuesto todavía irse a vivir juntos, además no está segura de que funcionaran como pareja, él es tan rarito, todo siempre tan limpio, como si nadie viviera ahí, está segura de que hasta el dormitorio está perfectamente ordenado, y esta decoración tan minimalista, todo gris y acero, fría como él.
Lo ha visto de golpe, tirado en el suelo del cuarto de baño, inmediatamente se da cuenta de que eso que hay ahí no es su novio, ese cuerpo azulado y frío no tiene ya ni un soplo de vitalidad, solo es un cuerpo.
No se atreve a entrar, no se atreve a tocar nada, retrocede espantada y corre hasta la puerta de entrada, ahí se para un momento y consigue serenarse, sabe lo que tiene que hacer, llama al 112 y se esconde en la cocina hasta que llegue la ambulancia, sin atreverse a volver a mirar.
El ha estado ahí todo el rato, ha tenido que apartarse cuando ella ha salido corriendo del cuarto de baño aunque se da cuenta que no hacía falta, no se iban a tropezar, no ha parado de hablarle para tranquilizarla y ella no parece oír nada.
_Elisa cariño, te ha asustado?, anda, tómate un café, hay leche en la nevera, yo ya me he acostumbrado, llevo tanto rato aquí, pero claro, a ti te pilla de sorpresa, no es tan malo sabes? en realidad no cambia mucho, yo sigo igual, te veo, te toco, te hablo, aunque como me temía, tú ni me oyes ni me sientes. qué raro.
Pero algo ha debido oír ella porque se queda mirando la cafetera y como una autómata va preparándose un café, agua en el depósito, posos a la basura, café en el pocillo, interruptor, leche en una taza, la calienta al microondas, un minuto, como siempre, se diría que tiene la boca forrada de amianto, una vez que se toma el brevaje hirviendo va volviendo el color a su cara aunque sigue sentada en la silla de la cocina mirando fijamente la pared, sin reaccionar.
Cuando llaman a la puerta, ella da un respingo y se lleva la mano al pecho para contener las palpitaciones, abre la puerta y deja entrar a los sanitarios, contesta sus preguntas, observa los procedimientos, escucha el veredicto, -“si señora, ha fallecido, probablemente desde hace varias horas, no, no le necesitamos para nada, ¿está usted bien? ¿necesita algo? no, no se preocupe, ya nos encargamos nosotros, ¿podría llamar a sus familiares más cercanos?”
Elisa dice que sí a todo, es verdad, no se le había ocurrido llamar a Piedad, pobre, ¿cómo le va a decir que su hijo está muerto? no, no puede, llamará a Eva, eso, a Eva, que venga al piso de su hermano y que hable ella con su madre, al fin y al cabo, ella no era de la familia, no, aún no.
A Roberto se lo llevan los demonios ¿cómo puede decir que no es de la familia? pero si pasan las navidades juntos desde hace años!!!!
-Elisa, joder! reacciona!! ¿cómo vas a soltarle eso a la pobre Eva? no te das cuenta que los niños ya estarán en la cama? a ver, se un poco práctica
Pero esta vez no parece que Elisa le pueda oír, sentado frente a ella observa cómo llama a su hermana, sin darle demasiadas explicaciones la convence para que venga inmediatamente, después ve cómo la cara de su novia va pasando por todas las emociones posibles, miedo, desconcierto, angustia, horror, aunque no puede evitar percatarse de que ni una sola lágrima cae de sus ojos, más bien da la sensación de estar ausente, de que todo esto no va con ella, de ser un empleado más de la ambulancia.
El médico le dió unos papeles, le dijo que le harían falta para la funeraria, le preguntó si había algún seguro de decesos, ella le dijo que no, que creía que no, - en ese caso y si le parece bien, avisaré a una funeraria para que se hagan cargo del cadáver- el médico parecía un buen tipo, y estaba claramente preocupado por ella, -si, claro, si, gracias” respondió de forma automática.
Roberto se dio cuenta que el médico le había dado una pastilla a Elisa, ésta parece no enterarse de nada ¿y si la quiere matar? ¿y si son unos ladrones que aprovechan para desvalijar pisos? Desde luego, ni muerto puedo evitar ser un paranóico.
dos y dos son cuatro (III): http://primaveritis.blogspot.com/2006/07/dos-y-dos-son-cuatro-iii.html
2 comentarios:
Que no comente nada, no significa que no te lea, eh?
Para cuando el capítulo V?
That's a great story. Waiting for more. »
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