YA ESTÁ.

Pues ya está, después de diez años de relación y cinco y medio de convivencia, el titular y yo volvemos a hacer vidas independientes, el gajito ni se ha enterado porque su rutina de que papi lo recoja y lo traiga a casa todas las tardes no ha cambiado y, como todos los peques, está acostumbrado a ver poco a papá así que por ahora mi mayor miedo se ha calmado.
Aparte de eso he renovado la pintura de las paredes, la ropa de cama, he cambiado los muebles de sitio y tengo la casa más limpia que los chorros del oro.
Al titular lo he dejado en manos del psicólogo al que me llevó con intención de hacer terapia de pareja cuando le dije que habíamos tocado fondo, la terapia sirvió para que asumiera que tenía que mudarse y para encontrar ayuda con la que digerir la separación, como terapia de pareja no tenía futuro.
Yo lo llevo bastante bien, lo malo fué antes, no diré que estoy dando brincos de alegría que tengo mis momentos de bajón (pocos) pero me he quitado una importante fuente de estrés de encima así que me siento como si me hubieran abierto la puerta de la carcel, da un poco de vértigo salir pero es mejor que quedarse dentro.