26.8.07

LA EXTRANJERA

Me aburro, ni los dátiles, ni la conversación de los invitados, ni las manos que revolotean bajo mi túnica evitan el hastío que me llena, es día de mercado y debo atender a los vendedores que acuden a mi salón, francamente, no me interesa nada.

El comerciante acaba de aparecer con su ayudante, empujan a un bulto azul, le hacen girar sobre sí mismo y un hormigueo en los riñones me despierta, bajo la tela se adivina claramente un busto generoso, cintura estrecha y, lo más importante un buen culo, un culo redondo, rotundo, un culo que está gritando, pégame, un culo para follar y para azotar, justo lo que necesito para entretener la noche.

No debo demostrar interés así que la miro con fingida indiferencia desde la altura de mi sillón, hoy he mandado traer a dos de las más jovencitas que están reclinadas a mi lado, sus frescas manos entre mis piernas ayudan a disimular mi interés en la mercancía, afortunadamente no son las más hábiles, solo se trataba de lucirme ante los invitados que observan reclinados por la sala, hombres solos situados un escalón por debajo de mi, contemplando excitados mi festín mientras esperan poder desahogarse con las bailarinas en cuanto acabe la recepción.

el vendedor trata de convencerme, según él acaban de capturarla en un barco inglés y está intacta, claro que es lo que dicen todos, igual la ha robado del harén vecino e intenta colármela como mercancía nueva, aún así podría interesarme, ese culo......

Aparto una boca de mi miembro, no quiero estar demasiado ansioso, esta compra promete ser interesante y necesito la cabeza fría.

Tras el regateo de rigor bajo a comprobar la mercancía, el vendedor la obliga a darse la vuelta, doblarse y separar las piernas, está claro que no conoce el proceso porque se resiste lo que provoca inmediatamente una salva de hábiles golpes y las más encendidas disculpas del vendedor que ahora ha recurrido a su ayudante para inmovilizarla y facilitarme la inspección, la reacción de la extranjera ha reducido su valor y aumentado mi excitación, simplemente perfecto.

Meto mi mano bajo su túnica y compruebo tanto la perfección de sus nalgas como la estrechez de sus vías de acceso, una ligera comprobación al tamaño de sus pechos revela un volumen inesperado, además se retuerce y huele bien, decididamente me la quedo.

Mando que la preparen para la noche pero antes exijo que la marquen en mi presencia, no quiero confusiones, sus alaridos al sentir el hierro quemando la piel y la vista de la blanca nalga me excitan y vuelco a la más jovencita, se que no está acostumbrada a recibirme por detrás y quiero que la nueva vea el dolor que le causo, casi lamento tenerla ya tan bien domesticada porque en ningún momento se queja, seguro que la nueva será más divertida, por ahora, y una vez aplacado, la mando con las mujeres con órdenes de que esté esta noche lista a la hora de los postres, todavía no he decidido si será una sesión pública o privada.

Al irse recuerdo que no le he visto la cara, no importa, esta noche veré todo lo que me interese, por ahora debo hacer pasar al siguiente vendedor.

1 comentario:

Pimkie dijo...

Imagino que estarías hablando de una vaca, pero te aseguro que este relato me ha puesto un mal cuerpo difícil de explicar...