13.6.06

ESPOSA Y MADRE

Se dio cuenta de que ya no le quería cuando empezó a fantasear con su muerte, disfrutaba eligiendo los escenarios, un accidente de coche, un infarto, una caída tonta que le machacaba el hígado, no se, cualquier cosa que le quitara de en medio rápida y eficazmente, sin culpas, sin preguntas, dejándole a ella el agradecido papel de viuda doliente, liberándola de tomar decisiones y de hacer números, en realidad era la solución perfecta, él desaparecería y ella cobraría la pensión de viudedad.

Mientras tanto seguía preparándole la cena, haciendo la compra, lavando su ropa, atendiendo a sus dos hijos, recordándole los cumpleaños de sus amigos, acudiendo con él a bodas y bautizos, teniendo sexo una vez cada dos semanas.

Cada día que su imaginación encontraba una nueva forma de muerte súbita, le compensaba con algún detalle, un postre especial, un conjunto de ropa interior, un beso al salir de casa, la culpa, esa gran amiga, estaba haciendo por su matrimonio más de lo que el amor hizo jamás.

Por eso, cuando descubrió las pruebas de su infidelidad no se lo podía creer, por fin encontraba la forma de poner fin a una situación que se había convertido en un callejón sin salida.

Esa noche preparó una cena especial, limpió, fregó y decoró la casa y a ella misma y mandó a los niños con su abuela, no quería que fueran testigos de la discusión final, de la confrontación con las pruebas, de la disolución de un matrimonio que llevaba muerto años, de su alegría por acabar.

Cuando él llegó traía un ramo de flores, echó una mirada a la mesa puesta con velas, al salón reluciente, a la ausencia de los niños, a su vestido nuevo, a esa mirada brillante y esa sonrisa resplandeciente que la expectativa del final había puesto en la cara de su esposa perfecta


Y se derrumbó.

Se lo confesó todo, se lo prometió todo, le juró que ya se había acabado, que ella era la mujer de su vida, que no podía vivir sin sus besos, sin sus postres, sin su cuerpo.

Y ella, que nunca había soportado las escenas, se vino abajo también, le perdonó, lo acogió en su seno maternal y le hizo el amor.

El no se dio cuenta de sus lágrimas.


Ella volvió a pensar en la muerte.

4 comentarios:

Susy dijo...

Que los chantajes emocionales no nos donduzcan por destinos equivocados, a veces mortales.

Un abrazo

Unknown dijo...

Juer...

Anónimo dijo...

Algo pasa...no se quedan mis comentarios...

marga dijo...

Que triste... es horrible atascarse en una relación acabada y no dar carpetazo por miedo ha hacer daño...