CITAS DE OTROS BLOGS

*************** NO ES MÍO, PERO MOLA****************

Aunque es un recurso de gente sin ideas, me he decidido a copiar un post de otro blog porque chicos, yo no hubiera podido expresarlo mejor.


La autora la podéis encontrar en:
http://blogs.ya.com/laamante//

Me contaron que la mayoría de las mujeres en su primer encuentro sexual con un hombre, se ponen a pensar en sus tetas, su culo, su celulitis y sus olores corporales.
Me contaron, también, que los hombres en su primer encuentro sexual con una mujer, se ponen a pensar en sus hermosas tetas, su culo sexy, sus curvas sensuales y sus eróticos olores corporales.
Ambos piensan en las mismas cosas, sólo que desde puntos de vista muy distintos.

Pero hace años que ya no juego a las psicólogas en la cama, y desde luego, por mucho empeño que le ponga el chico, si no es perfecto, no pierdo el tiempo con él más allá de la primera oportunidad.
Definamos “perfecto” según el criterio Amanda, que en esto del sexo, lo perfecto para mí puede resultar aburrido, malo e incluso inadmisible para cualquier otra mujer.

Lo primero es lo primero: eso de los preámbulos, como que no. Me dan tirria. Allí tenemos al machote empalmado, haciendo todas aquellas cosas que no le gustan, pero ha leído que son importantes para nosotras, venga a darte caricias en el codo, besitos en la punta del pie, y susurritos ridículos en el oído.
Pero, ¿a dónde vas, chiquillo? Deja ya de sobarme el pelo, acariciarme el rostro y manosearme la espalda, que me recuerdas a mi madre.

Así que cojo su cabeza y la coloco en la entrepierna: dedícate a darle marcha a tu lengua.

Pero nada de dejarme a medias, tremendo error. Si te pones, acabas.
El sexo oral es un acto en sí mismo, no un aperitivo, leñe, a ver cuando alguno de mis amantes se entera de eso, y deja de provocarme espasmos inacabados al apartar su lengua de mi clítoris cuando mejor me lo estoy pasando: ¡no me cortes el rollo así!
Y si te la como y no eres capaz de volverla a levantar en medio minuto, plantéate lo de la viagra. Tío con un único orgasmo es amante desechado automáticamente, que una quiere divertirse, no entretenerse.

Una vez dentro, entérate de que a mí no me gusta acabar con un chichón en la cabeza a base de embestidas animales contra la pared de la habitación, que a veces parecéis toros embravecidos y yo el capote que os putea.
Nada, nada: movimientos rítmicos. Como bailar. Sensual, pero no desenfrenado.
Tampoco es una balada de Céline Dion, que parece más bien que me estés meciendo. Punto justo. Ya sabes, ahora un poco de caña, ahora un poco de calma, ahora un par de brutales, ahora otro par de sensuales.

Deja de preguntarme si “ya”. Si es “ya” te vas a enterar, te lo aseguro. Deja de contenerte durante tres horas, que me tienes escocida. A veces no me corro y no pasa nada, porque luego te voy a pedir que acabes conmigo, no temas. Así que córrete cuando te apetezca, aunque si te digo: “no te corras”, no te corras. Que no sé porque algunos tíos tienen la manía de justo escuchar “no te corras”, correrse.

Las poses, las justas: tres en un polvo es lo máximo, que tanto moverme se me baja la líbido. Y hay poses que algunas mujeres no podemos hacer, como esa de levantar mi pierna por encima de tus hombros y abrir la otra tocando la mesita de noche: no soy Nadia Comanecci. Pero tampoco te me quedes allí encima todo el rato, apretado a mí: me ahogo. Si quieres estar encima, dame un respiro de vez en cuando y levanta tu cuerpo, como esas flexiones que haces en el gimnasio, que me aplastas las tetas.

Y lo peor, lo peor que puedes hacer, es acabar y levantarte enseguida a lavarte, so guarro. Lávate antes, pero no después, que yo también tengo todos tus flujos y no me voy a echar lejía, sobre todo después de haberme compartido enteramente contigo.
Si para ti el después es sucio, no haber entrado en el antes.

Un beso y un abrazo es suficiente, no te pegues. Tampoco te largues a los cinco segundos, podemos compartir un cigarrillo y, si no fumas, podemos compartir el “qué tal hemos estado” y déjate criticar, es sano, no te ofendas si te digo: “creo que si echamos un tercero, lo vamos a bordar”.Y echa el tercero, no te cortes. Yo pondré todo mi empeño en levantarla otra vez. Verás como el tercero es perfecto, mastúrbate si ya no puedes encontrar el punto, mastúrbame a mí, deja que yo te lo haga, o deja que me lo haga yo.

En el tercero se aúna la confianza máxima, no se trata de un mete-saca, se trata de descubrir como podemos llegar tres veces al placer estando juntos.Y si no eres así, si al primero te das la vuelta, si no te inspiro un segundo, si no me lo inspiras tú a mí, entonces “ya te llamaré, querido” Y cierra la puerta al marcharte.

Lo he censurado un poco porque mi blog es algo más modosito en las formas así que si queréis la versión íntegra tendréis que ir a las fuentes originales.
Y si me lee la autora y le molesta que la cite, lo siento en el alma, pero la tentación ha sido demasiado fuerte, tómatelo como un reconocimiento pleno de admiración.