AUTOESTIMA

Acabo de hacer un test que sale en la revista psychologies, y, aunque me lo sospechaba, me ha sentado fatal que me dijera que no tengo nada de autoestima, claro que el hacer el test aún me la ha desmoronado más, menuda ayuda.

Así que me ha dado por pensar y he llegado a algunas conclusiones, que no es que vayan a mejorar mi autoestima pero al menos me han iluminado y creo que ahora veo de qué polvo vienen estos lodos.

Así que voy a hacer un poco de terapia, y esta vez si que espero que nadie conocido encuentre nunca este blog

Para empezar y por si no sois habituales de las revistas femeninas y de psicología, os diré que hay un axioma básico, toda la culpa de todo es de los padres, así que seguiré por esa línea.

Mi padre es un desastre, (queda dicho, si eres de mi familia, todo parecido con la realidad es pura coincidencia y yo no fiú y has soñado que has leído esto que yo nunca escribí) continuemos, no es un desastre como persona, a nivel individual es alucinante, guapo, amable, simpático, una persona de éxito, pero como padre ha sido siempre y sigue siéndolo un desastre total

Era el típico padre ausente, se puso a estudiar una carrera universitaria cuando yo tenía un año y mi hermana pequeña acababa de nacer así que imaginaros el plan, papá currando diez horas diarias para traer las habichuelas a casa y luego encerrándose otras cuatro para estudiar y poder llevar más y mejores habichuelas a casa con la diligencia de un buen padre de familia, irreprochable.

Mientras tanto mamá perfecta tenía la casa hecha un pincel y cocinaba, compraba y llevaba a las niñas hechas un primor, divino no? todo el mundo diciendo que eran una familia ideal y, especialmente él, un padre maravilloso que se dedicaba en cuerpo y alma a mejorar la posición familiar, y encima todos nos lo creímos (lo de mi madre lo dejo para otro día, es demasiado para un solo post)

Desde dentro, y no creo que a ninguno os suene desconocido, la cosa se ve de otra manera.
Hasta que tuve edad de tener novio (y ahora que lo pienso, después igual) mi padre no existía más que en el momento de dar el boletín de notas, si eran malas se hundía el mundo, si eran buenas pues las firmaba y ya está, pronto aprendí que lo mejor era mantenerme lo más alejada posible porque no podía salir nada bueno de estar en su órbita, no intervenía en el entramado familiar mas que para repartir castigos, (lo de su clara preferencia por la pequeña puede que ya sean celetes infantiles, pero para mí es igual de real, ¿a quién se le ocurre regalar a la pequeña de seis años una muñeca y a la "mayor" de siete un diccionario?, o llamar a la pequeña "cabecita de ajo" y a la mayor "cardo borriquero") os juro que no tengo absolutamente ningún recuerdo de mi padre dándome un beso o diciéndome algo bueno, ¿sabéis que me dijo cuando me saqué el título de licenciada, ya casada y criando un hijo? no, no fué felicidades hija mía que lista y trabajadora eres, me dijo "ya era hora no?, ahora que lo pienso, no me ha dicho que estuviera guapa ni el día de mi boda.

Y no es que esté diciendo que nos maltratara ni mucho menos, aunque nos cayó algún cachete el problema no era ese, el problema era la falta de cariño, puede que nos quisiera, pero nunca lo ha demostrado, cuando le doy un beso por cortesía familiar me siento extrañísima.

A día de hoy me doy cuenta de que nunca estaré a la altura de lo que mi padre espera de mi, nunca parece alegrarse por nada que yo haga, nunca me ha felicitado por nada, nunca lo he visto orgulloso de lo que hago y claro, opino que soy una mierda, en concreto opino que: soy gorda (visto una 38 con 1.70 de altura) soy tonta total y nunca podré tener un buen trabajo porque no estoy cualificada (tengo una licenciatura, millones de cursos, diez años de experiencia y hablo inglés y francés), nadie me quiere y nunca encontraré el amor (estoy casada y tengo un hijo maravilloso, además de mantener "mi" grupo de amigos)
Veo perfectamente lo absurdo de la situación, pero es lo que hay.

Y ahora entra el axioma nº 2 de toda revista femenino-psicológica que se precie, tenemos una ineludible tendencia a reproducir en nuestra pareja los modelos familiares que conocemos y a buscar hombres que nos recuerden a nuestro padre, es decir, que nos traten como nos trató nuestro padre

Lo cumplo, me he buscado una pareja perfecta para seguir en la misma línea, y no es que mi marido sea malo, (aquí aplicad la frase de " a nivel individual es alucinante, guapo, amable, simpático etc, etc,) el problema es que se ve tan perfecto que nunca parece que nada de lo que yo haga sea interesante, osease, lo mismito que con mi padre. y yo me siento con él la misma basura, los dos tienen la misma autoestima por las nubes y la misma habilidad de elefante ciego para pisotear la mía.

Bueno, me he cansado de autocompadecerme, igual hasta me lo tomo en serio y me dedico a intentar mejorar mi horrorosa imagen de mi misma, debe de ser la leche el levantarse y pensar que una es guapa, simpática, inteligente y que puede conseguir lo que desea, o eso, o sigo sin comer hasta que me ingresen por anorexia.

¿Alguien sabe cómo se hace?