18.7.06

CITAS

El calor me derrite el cerebro e impide que los dedos tecleen algo coherente así que os dejo una perla que encontré hace tiempo buceando por blogs ajenos

La dirección donde podéis encontrar el post entero (sin censura) es:

http://blogs.ya.com/laamante//

Y estas son las verdades como puños que escribe:

El día en que me casé,mi abuela me llevó a un rincón apartado y me dio un sobre con dinero, no soy capaz de recordar cuánto.

Después me dijo:
- Cometes un error, pero al menos pégate un viaje de novios que provoque la envidia de todos.
- ¿Por qué me dices que cometo un error? ¿Ni siquiera el día de mi boda puedes ser un poco cursi y decir cosas como “que seáis muy felices”?
- Es que estás enamorada, nena, y casarte enamorada va a llevarte directamente al divorcio.

Me costó años entender aquella frase y muchas otras made-in mi abuela, pero la jodida tiene (o tenía) más razón que un santo.
Y es que el matrimonio nunca fue ideado ni creado sustentado en la emocionabilidad, si no en la racionalidad.
Durante siglos, hombres y mujeres se han casado como se casan las multinacionales en una joint-venture, en una fusión o en una adquisición: mero objetivo lucrativo.
En la pareja, el objetivo tenía objetivos secundarios del tipo “descendencia” o “territorialidad”, incluso “escisión de deuda” o “te jodes y te casas con mi hija, por capullo.”
El amor no tenía nada que ver con aquello, hasta que hace unos años, no tantos, empezó a liarla.

Y es que la pasión mata la pareja, tal cual lo digo, tal cual lo pienso.

Porque la pasión conlleva la decepción, los celos, la posesión, la inquietud, la inseguridad y un largo bla bla de emociones negativas y destructivas para la pareja.

Si nos casáramos con un buen amigo, con quien nos lleváramos especialmente bien, para tener niños, ir al cine los domingos, y acudir a todas las bodas, bautizos y comuniones en que fuéramos invitados, pero hacia quien no sintiéramos ningún tipo de amor (y fuéramos correspondidos de igual manera), nos iba a importar un bledo que volviese a las cinco de la mañana todo mamao, o se follara a la vecinita del quinto.

Del mismo modo, a él se la sudaría que nos arreglásemos para salir a ligotear los viernes por la noche con nuestras amigas, chateásemos de madrugada o confesáramos estar enamoradas del último becario que ha entrado en el hospital.

Seríamos la pareja perfecta. Dividiríamos los costes y multiplicaríamos los beneficios, consensuaríamos la educación de los niños, y nos daría igual tener o no orgasmos con él, podríamos incluso decirle que la culpa la tiene él por no ponerse el anillo vibrador todas las noches o por tenerla tan pequeña: como no hay amor, le daría igual lo que opinásemos.

Eso sí, buen entendimiento, objetivos comunes, respeto total, y ni un solo día de “¿por qué cojones está echando barriga?” o “¿es este el hombre con quien me casé enamorada?”

La figura del amante ha sido durante cientos de años, una realidad necesaria para el entendimiento de la pareja, para el matrimonio: el amor se vivía fuera de casa y dentro se vivía lo que se tenía que vivir.
Los que se enamoraron acabaron retándose en duelo con los amantes y muertos o asesinando.
Los que no, vivieron matrimonios para toda la vida, disfrutando igualmente del amor, sin las inconveniencias de la monotonía y la rutina y sobre todo, sin la tontería esa de las expectativas que nunca se cumplieron.

Pero como ahora nos ha dado por quererlo todo, vamos dando bandazos de lado a lado de nuestras emociones y jodiéndonos la salud mental.

Queremos trabajar, tener hijos, amar, ser amigos, tener un sexo fabuloso, ser libres, estar acompañados, comprar muchas cosas, tener tiempo libre, hacer deporte, estar buenísimos, ser comprendidos, ser envidiados, ostentar, discutir, ser felices… y todo esto en un el marco del matrimonio.

Pero claro, no queremos que nos pongan los cuernos, no queremos que nos digan lo que tenemos que hacer, no queremos aburrirnos, no queremos ser infelices, no queremos sufrir, ni decepcionarnos, ni perder de vista las mariposillas del estómago al cabo de unos años.

Mi abuela fue perfectamente feliz. Se casó con un hombre bien, hizo lo que le dio la gana toda su vida, trabajó hasta los 65 años, cogió un par de chachas para que le limpiaran la casa y se lo pasó bomba con mi abuelo que era un cachondo.

Y se enamoró de tres o cuatro hombres a lo largo de su vida, sin que aquello supusiera problema alguno en su pareja.

Con él tuvo hijos, y tuvo estabilidad, y tuvo prestancia y dignidad.

Y con sus amantes tuvo amor.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Casi razón en todo, solo que yo siempre de mis inicales amigos, al final me he enamorao, entonces estoy segura que si me casaba con un amigo, acabaría enamorándome y estaríamos en las mismas.la pena es no haber leído ésto hace mucho tiempo...y haber buscado una vacuna; y hora me cabe la duda cómo reaccionarian mis hijos que están comenzando su ruta, dejándoles leer ésto, si les abriría los ojos o directamente pensarían que estoy loca.

Mejor no les digo nada, pero siempre me cabrá la duda, añadida a las otras muchas que tengo al respecto, si soy un desastre de guia para su felicidad.

Quiero ser como tú dijo...

Pues muchas gracias por el enlace, habrá que bucear por allí.
Esas ideas sobre el matrimonio siempre me han rondado por la cabeza. Aunque, al igual que lunallena, no sé si al final no acabaría enamorándome...
Saludos.

Anónimo dijo...

Jamía, como te lo haces que cada vez que entro hay tema "boda"? jajajaja
Ya está, ala, ahora to el día pensando en lo que tu abuela te decia...jajaja.
Besos reina.

Pol dijo...

Jajaja que grande esa abuela...Cuanta razón, por eso no creo en el matrimonio y e toda la parafernalia sacramental que conlleva...

Canichu, el espía del bar dijo...

puedes no casarte y tener todo eso.

Lúzbel Guerrero dijo...

Interesante, racional y sincera la abuelita, la pena es que no a todos nos es dado tener esta sabiduría antes de ser abuelillos. racias por el enlace, buscaré más perlas.

Anónimo dijo...

Yo siempre hago caso de lo que dicen los abuelos, son muy sabios,


y suelo ser muy defensor y clasico con el tema matrimonio, pero creo que tiene mucha razón.

Me has hecho reflexionar.!

Okok dijo...

Yo las relaciones más o menos estables que he tenido han sido siempre "abiertas", porque me enamoro de hombres que piensan como yo y no tengo ningunas ganas de transformarles en el noviete baboso de turno. Es duro permitir que tu amorrrr y gran pasión del momento se líe con otras y mantenerte en tu sitio y preguntar si va a aprovechar el fin de semana que no estás para verla, y llamar preocupada a ver si ha logrado encontrarla cuando ves que no lograba montar el plan. Pero lo prefiero a las mentiras y engaños... o a la sensación de ahogo en una pareja cerrada y claustrofóbica.

Sólo he tenido dos relaciones estables :D Ellos tampoco lo ven tan claro como dicen ;-)

Ángel Fondo dijo...

Amen.
Claro como el agua, certero como mi flecha a la manzana. Un acierto.
Saludos.

Anónimo dijo...

Cuanto más os leo, me doy más cuenta que no paro de cometer errores...muchos de ellos preestablecidos de antemano por, o mi ignorancia en el tema, o por los errores culturales a los que he sido sometida, pero hay una cosa que tengo clara, agobiar no lleva a ningún sitio, bueno sí que lleva a amargarte la vida...y cada vez lo tengo más claro... cada vez sufro más las consecuencias...y cada vez hago mejores propósitos...pero cada vez conlleva otro error de las mismas dimensiones y...cada vez es más dificil encontrar el norte, al menos el que yo quiero disfrutar.

Yo no tengo alternativa, o trago o agobio, y ninguna de las dos cosas me satisface.

Así que felicito desde aquí a todos los que pueden compartir. ¡¡¡Ojala yo pudiera!!!, pero no puedo, y aunque menos puedo estar sin él...siempre vuelvo a cometer el mismo error. Y lo vuelvo a perder.

Creo que no tengo solución.

Besos para todos, y bicos para Marta, que me enternece por mis antecesores, eso de los bicos, ¡¡¡galleguica!!!

Poliwhirl dijo...

Tal como está mi vida ahora mismo esto me deprime.

Me resisto a creérmelo.

Tiene que haber alguna manera de ir reciclando el amor continuamente para que no caduque. Para que la magia no desaparezca.

:(

Respecto al matrimonio, hace tiempo leí que el 50% de las parejas se casa por inercia. Si la gente fuera más sincera la mitad o más de los matrimonios actuales se derrumbarían, pero como además de insincera la gente es cobarde, pasa lo que pasa.

Anónimo dijo...

poliwhirl: La definición es exactamente esa: cobardes, pero hay que añadir un atenuante que es tan cierto cómo la vida misma y es el de la acomodación, el de no querer mover cuerdas para no molestar, para no herir, para no destruir a mil y una personas que envuelven nuestra "gran familia2, nuestro amplio entorno, y aunqe se moleste, se destruya y se hiera en la continuidad, las cosas muchas veces se alargan, y se alargan... y se alargan...buscando el mejor momento yt muchas veces eese momento nunca llega...y así es para muchos, dentro de los límites de la gente pacífica, por supuesto.

Anónimo dijo...

Suena bien solo que hay un pero... L afigura del amante salvo contadas excepciones era admisible en lso hombres sin problema pero mas de una mujer la palmó por tener un amante... A mi me parece bien amantes para todo el mundo... pero para todo el mundo por igual