18.3.06

Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON

Siempre comienza igual, soy un hombre, pero no uno cualquiera, soy un hombre muy bien dotado, y no precisamente de inteligencia.

Luego la cosa puede variar aunque tengo mis preferencias, cuando no me sale una historia nueva busco en el archivo y casi siempre salen dos o tres que voy rehaciendo sobre la marcha como una enorme madeja a la que cada día añado una hebra.

La primera fue una revelación, el ambiente no está muy claro pero es una especie de habitación, amplia y de altos techos pero desnuda, solo un suelo de madera y una silla en el lateral derecho, allí estoy sentado yo, vestido de esmoking, un traje oscuro con una camisa blanca y pajarita, ah! soy moreno, siempre soy moreno, y luego están las chicas, en esta primera imagen hay tres o cuatro de pie, en el lateral izquierdo, van vestidas con algo que parece un camisón o una enagua oscura de raso, y luego está ella, es a la única a la que veo con claridad, es rubia, de pelo largo y, como se suele decir, una buena moza, con mucha curva por delante y por detrás, es guapa y simpática aunque eso es lo de menos porque en mi imagen no le veo nunca la cara, de hecho está arrodillada entre mis piernas ocupada en hacerme la mejor mamada de mi vida mientras agarro con fuerza su pelo para obligarla a moverse más y más, más dentro y más rápido, hasta que la náusea se apodera de ella y a mi se me hace la columna vertebral agua entre sus labios.

Y mientras mi yo hombre y mi yo mujer se encuentran el la playa del orgasmo, mi yo mujer se va apropiando de la situación, empiezo a ser consciente del peso de mi hombre-hombre y consigo abrir los ojos, lo primero que encuentro es su mirada satisfecha de macho victorioso, como soy una chica bien educada le respondo con una sonrisa, no hace falta que conozca más detalles, nunca le he hablado de mis chicas, de mis rubias opulentas ni de mis proezas con ellas, para qué.

Hace muchos años quizás habría querido hablar, en otro tiempo, en otro país, con otros hombres, yo hablaba, y pedía lo que quería, y quería lo que me pedían, eran tiempos de ilusión, tiempos de motos, de lagos, de fiestas y borracheras, ¿qué ha pasado? ¿cómo he llegado hasta aquí?

Todo empezó una tarde de verano, una tarde de sol en un país caliente y sin nieve, o igual solo era así de caliente en mi mente de ocho años, no importa,

- Tonta, me decía mi amiga, pues claro que lo hacen, estábamos refugiadas en los porches de la plaza Ah, no, en esta no me lías, pensé yo, te crees que lo sabes todo pero está claro que esto te lo has inventado, por mucho que tengas hermanas mayores y leas el super pop, lo que no puede ser, no puede ser, y esto si que no.

- Se mean encima de la mamá y entonces nace un niño, me decía mi amiga muy ufana de poseer información privilegiada y valorando acertadamente por mi cara de alucine mi absoluto desconocimiento de la cuestión.

- Que no, que no te creo, déjame en paz y vamos a por las bicis que acabo de ver al señor Manuel y nos abrirá la puerta del almacén

Claro que en ese momento el asunto se me olvidó instantáneamente, tenía problemas mucho más graves, por ejemplo como hacer rodar el maldito hula hop alrededor de mi inexistente cintura, ¿cómo lo hacían las otras?, el asunto de los bebés logré aclararlo con el tiempo pero el funcionamiento del maldito aro rodante sigue siendo un misterio.

Mientras le preparo el biberón al niño un hula hop mental sigue rodando por mi cabeza, ¿cuándo dejó él de importante? ¿fue antes o después de que apareciera mi yo-hombre? ¿cuándo me hice adulta? ¿cuándo acepté mi vida?

De repente se oye un estruendoso berrido por toda la casa, el corazón se me dispara y me pongo a mezclar leche en polvo con papilla y agua a toda velocidad, mientras con una mano agito el biberón, con la otra cazo al vuelo un babero y me lanzo a por el generador del aullido, que en estos momentos se ha transformado en un llanto desesperado y, a buen seguro, con lágrimas como puños.
Con el cerebro anulado por un subidón de instinto maternal rescato al tiranillo, lo saco de la cuna, me instalo lo más cómodamente posible en el sofá y, mientras él se aferra desesperado a su muñeco, le arranco el pulgar de la boca para sustituirlo con el biberón salvador

mmmmmmmmm ¡por fin! Vuelve el silencio a la casa, aprovecho el momento de paz, mientras dejo a mi mente vagar sin destino fijo acaricio la manita que está abandonada en mi brazo ........... ¿silencio? Oh Dios, el otro niño se ha vuelto a dormir, - LUUUIIIIISSSSS!!!!! Berrreo provocando un respingo del tiranillo que, por si acaso, no ha soltado la presa del biberón, - LUUUUIIIIIIISSSS!!!!! Son las siete y media!!!!

Oigo unos ruidos indescriptibles, bueno, mas que indescriptibles, asquerosos, y el niño-adulto aparece desgreñado y en pelotas por la puerta del salón

- Ya se ha despertado el niño?

- No, lo he sacado de la cuna mientras dormía y estoy intento ahogarlo con un biberón para cobrar el seguro, respondo mientras el niño-niño nos mira con la cara de satisfacción que se le pone despúes de medio biberón

- MMMMNNNNN…. Farfulla el niño-adulto mientras se bate en retirada hacia la ducha,

Este es mi momento de gloria diario, las dos horas largas que pasan desde que suena mi despertador hasta que su cerebro consigue disipar las brumas del sueño, lástima que el pequeñajo sea madrugador como yo y me absorva toda la energía vital, bueno, lástima para mí pero suerte para el zombie a remojo, desde que tenemos al enano consigue salir la mayoría de los días de casa sin graves heridas en su amor propio, de hecho lo noto últimamente con la autoestima un poco inflada, habrá que ponerle remedio que si no se crece.

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