DIME LO QUE QUIERES.

Me preguntas que qué quiero de ti.

Quiero encerrarte en una habitación oscura, con una cama estrecha con cabecero de barrotes negros y sábanas recién planchadas.

Quiero desnudarte botón a botón, hebilla a hebilla, hasta que no quede nada entre tu pecho y el mío, y besarte en la boca.

Quiero tirarte sobre la cama y que me mires.

Quiero atarte las muñecas a los barrotes del cabecero con el cinturón de raso de mi bata roja.

Quiero taparte los ojos con el pañuelo de seda que me regaló mi primer novio.

Quiero tocarte el pelo, besarte las cejas, rozar tu nariz con mis labios, besarte la boca, morderte la oreja, lamerte el cuello, morderte los pezones, oler tus axilas, frotar mi cara en tu pecho, arañar tu espalda, meter la lengua en tu ombligo, rozar tu pubis con mis pechos, hacerte cosquillas en los muslos, acariciar las cicatrices de tus rodillas, masajear tus gemelos, mordisquear los dedos de tus pies.

Quiero empujar tus tobillos, doblar tus piernas hasta que los talones toquen tus nalgas y separar las rodillas hasta hacerte daño.

Quiero lamer tu sexo y meterte el pulgar en el ano

Quiero sentarme encima tuyo, empalarme con tu verga y masturbarme hasta que mi cabeza explote en mil pedazos.

Y quiero que no hables.